¿Qué dijeron? Los del Aleph
se fueron de fiesta con Uriel a casa de Lupe Vélez y ya se olvidaron de las
sesiones. Pues no. Aquí seguimos (y sin fiesta).
En la novela nos encontramos
a cada rato con nombres de personalidades mexicanas (de la cultura, el arte, la
política). ¿Cómo ha sido su experiencia con respecto a los nombres? ¿Los ubican
a todos? ¿A cuántos reconocen? ¿Creen que es necesario saber quiénes son todos
los personajes “reales” para disfrutar la novela o se puede disfrutar por la
mera historia sin tener que saber con precisión de quien se trata?
¿Cómo se supone que llega
a nosotros todo esta historia (esta maraña maravillosa de chismes) que estamos
leyendo? ¿Es una historia que nos cuenta en realidad el protagonista? ¿A través
de cuántas personas está filtrada la historia para llegar a los lectores? ¿Qué
nos dice esto de la supuesta veracidad de lo que nos cuentan?
Los hombres aquí están en
posiciones generalmente ocupadas por mujeres (por ejemplo son representados
como chismosos): los “chismes” que nos están contando los cuentan hombres y
además son en su mayoría chismes sobre otros hombres. ¿Resulta
gracioso poner a los hombres con actitudes asociadas generalmente a lo femenino?
¿Por qué?
¿Han localizado otros
pecados capitales además de la envidia en la obra? ¿Cómo están ligados a la envidia?
Salvador Novo dice en la página 39:
—Al contrario, querido Uriel: ¡en su defensa! Y, ya que la quisiste tanto, tú deberías hacer lo mismo.
Levantó su copa y brindó por ella con voz
engolada y estentórea:
—En
defensa de la envidia.
¿A qué se refiere? ¿Por qué será éste el nombre de la
novela?
Para la siguiente sesión deben leer de la página 49 a
la 97.